El pasado sábado 3 de Agosto se estrenó La vida perra de Juanita Narboni en el Teatro Lara. Se trata de la primera adaptación teatral de la novela del tangerino Ángel Vázquez que ganó el Premio Planeta en 1962 con su primera novela Se apaga y se enciende una luz aunque su obra más célebre sea La vida perra de Juanita Narboni, de la que se han hecho dos adaptaciones cinematográficas Vida perra, de Javier Aguirre con Esperanza Roy como Juanita y Juanita de Tánger de la directora marroquí Farida Benlyazid con Mariola Fuentes.
Vázquez, bajo su apariencia vulgar, escondía un genio de la observación que dedicó el grueso de su obra espléndida y breve a las mujeres a las que conocía de cerca y admiraba. La vida perra transcurre en una «ciudad que ya no existe en un país que entonces no existía», en palabras del poeta RamónBuenaventura.
El monólogo tragicómico está dirigido por el escritor y cineastaManuel Gutiérrez Aragón que ha adaptado con maestría la obra original potenciando la narración dramática. La interpretación corre a cargo de Romina Sánchez, actriz española y tangerina que ha trabajado, entre otros, con la directora marroquí Farida Benlyazid en el largometraje Fronteras o en Tángernación de José Ramón Da Cruz donde interpretaba a Jane Bowles. Romina Sánchez ha construído a su Juanita desde el mismocorazón de Tánger, hogar que actriz y personaje comparten con sus embustes y misterios. El binomio artístico Gutiérrez Aragón/ Sánchez ha logrado una perfecta maquinaria teatral plena de sofisticación y cruda inteligencia.
Juanita, tal como se define, fue una niña atolondrada y torpe, que creció a la sombra de Elena, su hermana menor mucho más abierta y atrevida, durante el máximo esplendor del Tánger internacional. Pero el monólogo se centra sobre todo en su etapa adulta. Recorre las distintas fases de su “perra” vida marcada por la soledad, la represión sexual y el sentimiento de que a todo llega tarde. La huída de la hermana y la muerte de la madre agrandan, más aún si cabe, esa soledad que crece a medida que pierde a otras personas de su entorno. El personaje entra en decadencia paralelamente a una ciudad que, poco a poco, se va despojando de su estatuto internacional, con todo lo que eso supone, a medida que avanza el siglo XX.
Se trata, por su lenguaje, su fuerza descarnada y su sentido del humor de, tal vez, una de las mejores obras escritas sobre mujeres.Versátil e imperecedera, dura, pero no triste, sarcástica, aguda y divertida no silencia ninguno de los aspectos más controvertidos de la feminidad y la masculinidad y dibuja un retrato complejo de ambos géneros en el contexto único de la siempre misteriosa ciudad blanca.
La obra está programada en el Teatro Lara todos los sábados hasta el 7 de septiembre